Hoy es el 18 cumpleaños de mi hermano Carlos.
La verdad es que se hace raro ver como todo lo que se encuentra a tu alrededor cambia, crece, envejece, o lo que sea que pase. Ahora es cuando empiezan los chistes de la cárcel, de que te estás haciendo viejo, que se te pasa el arroz, que dentro de nada te mirarán la próstata metiéndote un dedo por el culo, que nos podemos ir a casinos, y a otros sitios que no son casinos.
Me acuerdo de mis 18, el año pasado. Ese mismo día estaba en Castellón, vivo aquí, pero toda mi familia se acordó de felicitarme por las noche, a las doce clavadas. Fue un detalle muy bonito, y mejor fue el que me preparó mi hermano después cuando me dio su regalo: ¡¡una camiseta friki!! Me encantó, le tengo muchísimo cariño a esa camiseta, ya que creo que es una de las primeras veces que mi hermano me ha regalado nada, y no me arriesgo a que sea la última y...
Carlitos, me lo paso genial contigo. Sabes que podemos salir de fiesta, que ya no necesitas ni mi DNI, ni mi carnet de la universidad ni nada por el estilo, así no me arriesgo a perderlo. De todas formas puedo coger el coche siempre que me lo pidas muy muy muy por favor, ya que sino nada de nada. He tenido suerte, porque no debes de ser el mejor hijo del mundo, aunque los papás tampoco se quejarán nunca, pero eres un buen hermano.
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