Hay noches y noches, pero realmente las mejores noches de todas son aquellas que te permiten pensar sobre ti mismo, sobre todo lo que abunda y falta a tu alrededor. No sé cómo se llaman esas noches, pero no son demasiadas a lo largo del tiempo, y te hacen pensar, mucho.
En esas noches quieres dormirte, de verdad, por compromiso, por necesidad, porque sabes que al día siguiente te vas a encontrar como una mierda, porque no quieres estar agotado. Hay quien dice que necesita descansar, pero ¿de qué? Nos pasamos el día haciendo nada, volvemos a casa y hacemos nada, y así siempre. El estrés, el cansancio y todo lo que "nos afecta" nos lo hemos inventado nosotros. Los músculos no se cansan, se rompen como buen tejido, pero el que se cansa es tu cerebro. En esas noches tienes que quedarte despierto, has de conocerte mejor, un poco.
Me encanta hablar de todo lo que tengo a mi alrededor en esas noches, y fue concretamente por ello que cree mi blog, este blog, y el otro... Ha llovido mucho desde que escribí por primera vez, y realmente no me acuerdo de cuando fue, pero ha llovido, y me alegro de que pase el tiempo. Dentro de nada podré achacar el que cada ve escribo peor a la vejez, y entonces ahí tendré mi consuelo.
Mi realidad no es triste, ni mucho menos. Ahora mismo me encuentro en una habitación, tengo una cama, ropa, una silla, un escritorio, un armario, una cómoda y una estantería; tengo mi ordenador portátil, un radiador apagado pero que aún rezuma calor y un flexo encendido porque se me ha fundido la luz de mi habitación. Una luz fundida, esa es mi máxima preocupación. Esa y sacar notas, para mí, para mis padres. De todas las cosas que tengo pienso que la inmensa mayoría no serían necesarias, de hecho toda la vida se ha vivido sin ellas. Pero te hacen la vida más cómoda...
Yo creo que el problema de todo es que queremos que nuestra vida siempre sea más cómoda, y no nos esforzamos ya tanto por conseguir las cosas como nos hemos esforzado en un pasado. Ahora el hombre es un animal al que le da igual que pase el tiempo, porque va a vivir; le da igual que le ataquen, porque el va a denunciar; le da igual vivir, porque seguimos pensando que la vida es nuestra. Lo que no nos damos cuenta es que con las pocas ganas que le ponemos al vivir estamos perdiendo la vida que nos caracteriza, y la estamos dejando por ahí tirada. No reaccionamos más que las piedras ante la realidad, y en muchas ocasiones opino que las personas no tendrían que poder reclamar por su vida sino luchan por ella.
Nuestro problema es que ya no luchamos por nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario