Ayer por la tarde, después de bajar a correr, salí de casa de nuevo para ir a comprar una barra de pan al supermercado. Cuando me disponía a pagar en la caja entró un hombre, cuarentón, hecho un asco, drogadicto (hay cosas que se notan), que quería una botella de agua. Estaba hecho un asco, no por su apariencia, ya que iba vestido de una forma muy normal, con el pelo cortado, y no olía para nada mal, pero era lo consumido que estaba lo que producía su estado.
Cuando había cogido la botella de agua, fue andando hacia la caja, y aunque en un primer momento parecía que iba a marcharse sin pagar, finalmente decidió colarse de la única persona que se encontraba en la cola, un pobre chico (en comparación, que no de edad) que no tenía la culpa de nada. El problema es que quiso colarse cuando la cajera ya le estaba atendiendo al chico, lo cual resultaba imposible, sin embargo él decidió encararse al chico al ver que no le dejaba pasar, le soltó un par de cosas y dijo: "A ver si algún día cambian las tornas".
Eso me hizo pensar.
No quiero culparle de su adicción a él mismo, porque no me sé su vida, no sé el ambiente con el que convive, ni sé en qué condiciones comenzó a consumir, no sé nada de ese hombre. Lo único que sé de él es que está enfermo, y que con esa edad es muy difícil que salga para delante. Entiendo que él puede ver cómo la sociedad le margina, por drogadicto, pero ¿acaso no es la droga una forma más de automarginarse? ¿Acaso alguien ha llegado alguna vez a la fabulosa conclusión de que algún tipo de droga puede incrementar tus aptitudes intelectuales y convertirte en una máquina social?
Este hombre me dio pena, parecía como si en cualquier momento se fuese a consumir. Notabas en sus ojos como un hambre y una sed permanentes, no parecían conocer el término saciedad, pero el hombre estaba bien nutrido, o parecía. También denotabas también la falta de expresión, atención y motivación en su mirada, pero pensé que estaría con la cabeza en las nubes en ese momento. Entonces, por un minuto, bajó de allí arriba para decir:
- "Pues a ver si algún día cambian las tornas".
Y yo en mi cabeza pensé:
- "Recemos para que nunca pase nada parecido".
Shit happens.
Un yonqui. Tuvo su oportunidad.
ResponderEliminarLas segundas oportunidades son de rojos.