miércoles, 13 de julio de 2011

Suerte.

No voy a hablar de la suerte como la conoce todo el mundo, yo no entiendo la suerte como tal, sino que voy a hablar de lo que yo entiendo como suerte. Ésto es una creencia mía, y puede que esté muy lejos de lo que vosotros creéis. En ese caso estaría todo perfecto, porque no puedes probar, ni podrás nunca, que me equivoco. Al ser creencia mía está influida por mis pensamientos, y por tanto, por lo que creo o dejo de creer.

Yo entiendo que la vida tiene un orden, las cosas son como son, y pocas diferencias podemos hacer nosotros por cambiarlas. De hecho el ser humano domina la Tierra porque es la especie más inteligente, no por ninguna de sus condiciones físicas, y el hecho de que sea la especie más inteligente forma parte del orden, el humano no ha tenido nada que ver desarrollando su inteligencia, porque somos incapaces de hacer nada al respecto.

Pienso que las cosas que salen bien son porque tienen que salir bien, porque así está implicado. Porque simplemente hemos decidido hacer una cosa acertada en ese momento de nuestra vida y reunimos todos los condicionantes positivos necesarios para lograr que esa cosa se produzca. Es, simplemente, cuestión de elegir la acción acertada, en un buen momento con unas condiciones óptimas para que se produzca junto con la voluntad necesaria para que salga bien.


Cuando una cosa sale mal es porque no tenía que pasar. Lo sé, suena como si le buscase la forma más fácil de salir de un mal momento, pero es como lo pienso. Cuando algo sale mal o no sale es porque seguramente no tenemos una voluntad lo suficientemente grande, o no hemos puesto el esfuerzo necesario, o porque realmente la situación para que pasase no era la idónea y tenía todos los factores en mi contra para que se produjese. No todo tiene por qué deberse a nosotros, hay cosas que se nos escapan.

También pienso que cada cosa que sale mal debe ser porque en lugar de aquello que pretendemos hacer hay otra cosa que se nos escapa de nuestra pequeña mentalidad, pero que es lo que debe pasar, y aunque se nos escape, es mucho mejor. Tenemos que considerarlo todo y nunca deprimirnos ni desilusionarnos.

Sin embargo hay una sola cosa que rompe todos los esquemas: la voluntad. En el caso de que tu quieras algo, sea lo que sea, y no sea imposible, podrás hacerlo. Siempre. Nuestro mayor problema en ésto es que poco a poco se ha perdido la verdadera voluntad. Las verdaderas ganas por las que podíamos hacer un sacrificio enorme para conseguir otra cosa han desaparecido. Hoy en día somos muchos más conformistas, y nos conformamos por decirle que no a las pequeñas posibilidades que tenemos por delante. Si quieres algo ahora intenta conseguirlo sea como sea. ¿Quieres estudiar algo? Déjate la piel estudiando cada minuto del día. ¿Quieres ir a algún sitio? Escápate de casa, coge lo necesario y vete.

Las consecuencias pueden ser notables, pero es el precio que corres. Lo malo es que nos suelen echar para atrás.

Yo la suerte no la entiendo como tal. Mi suerte la puedes leer e intentar comprenderla si sabes interpretar los diferentes condicionantes que te rodean y las dificultades que tienes que superar. Mi suerte solo es un rival más que puedes esquivar.

2 comentarios:

  1. Parece que más que de suerte hablas de destino, pero aun así, la entrada mola.

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  2. Puede, pero realmente son solo términos. Además, destino es una palabra demasiado "quieta", prefiero suerte.

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